martes, 25 de septiembre de 2007

Pesadillas (El Cazador de Estrellas)


¡Hola! Bueno, hoy (25/9/07) voy a colgar un trozo de un capítulo de mi historia "El Cazador de estrellas". Quizás es bastante más largo de lo que suelo colgar, pero pueden leerlo a cachos ^^. Lauri, tú ya lo has leído, pero bueno, ya colgaré algo nuevo para tí dentro de poco.

Sin más preámbulos:



Capítulo I – Pesadilla


>>Dos lágrimas caían por la cara de aquella mujer de mediana edad debido al dolor que le suponía lo que estaba a punto de hacer.
Vestía un sencillo pero precioso traje blanco que tan sólo se había puesto una vez en toda su vida, o en lo que los demás creían que había sido su vida. Dejó sueltos sus largos cabellos castaños que habitualmente recogía con una peineta y, lentamente pero con paso decidido, avanzó hacia la habitación de su hijo.
–Eh, despierta pequeño…–dijo zarandeándolo.
–¿Mami?¿Ya es hora de ir al colegio?
–No cielo, pero Mamá quiere enseñarte una cosa en el jardín, seguro que te gustará.
–¿Es una sorpresa? –dijo su hijo, poniéndose las zapatillas con cierto entusiasmo.
–Sí, algo así.
Aunque intentaba ocultar la tristeza que le invadía, su voz transmitía millones de sentimientos contradictorios. Si no cumplía su promesa vendrían a por ella y acabaría de la misma forma, así, al menos salvaría a su hijo… Pero, a la vez, no deseaba separarse de él, no deseaba abandonarlo… ¿y si Ellos no cumplían su parte del trato? ¿Y si su hijo moría debido a la soledad, o a no poder mantenerse? No podía dejar de pensar aquellas cosas, pero ya había decidido lo que tenía que hacer y así lo haría.
Madre e hijo llegaron al jardín y se sentaron en uno de los bancos del porche de su casa.
Ella metió su delicada mano en uno de los bolsillos de su vestido, y sacó un pequeño pañuelo blanco de seda, que tenía grabado la letra “B”. Mientras que con una mano sostenía aquel pañuelo, con la otra agarró la de su hijo.
–Toma, guarda esto como si fuera oro. Si algún día yo faltara, quiero que cada vez que lo mires te acuerdes de mí, ¿vale? Y, que cada vez que lo uses sea para limpiar lágrimas de felicidad, ¿de acuerdo? Tal vez algún día, cuando descubras muchas cosas, también averigües que este pañuelo contiene más cosas de las que tú puedes llegar a imaginar..
–Mamá, ¿por qué estás triste? –dijo aquel niño mirando con aquellos ojos más claros que el agua, más claros que el cielo, casi transparentes las lágrimas que volvían a caer por las mejillas de su madre. Él cogió su nuevo pañuelo y secó aquellas delicadas gotas que, como por arte de magia, penetraron en aquel pañuelo como tres diamantes y juntas formaron un precioso dibujo.
Ella se levantó, besó a su hijo en la frente, le abrazó y dijo:
–Algún día no muy lejano, comprenderás muchas cosas y, espero que una de ellas sea que he de elegir entre tu vida o la mía. Te quiero, hijo mío.
Lentamente sus manos se separaron y, en menos de dos segundos, una luz tremendamente intensa cegó a aquel niño, confundiéndose con la imagen de su madre. Cuando la luz cesó, frente a él ya no había nadie, sólo una pequeña estela desde su jardín, hasta una de las estrellas del firmamento. Entonces, aunque aún no era consciente de todo lo que acababa de pasar y de lo que pasaría días después, Ben lloró con todas sus fuerzas, prometiéndose que algún día averiguaría hacia dónde se dirigía esa estela, y volvería a encontrar a su madre, aunque fuera lo último que hiciera./

Ben despertó sobresaltado, acalorado y bañado en sudor. Como cada noche, había tenido la misma pesadilla que lo atormentaba día a día. El recuerdo de aquella noche de la que nunca se olvidaría volvía cada vez con más fuerza, cada vez le dolía más y cada vez tenía más ganas de llegar a Polaris, una de las pocas estrellas que coincidían con las coordenadas aproximadas de aquella estela que había dejado su madre al marcharse.
Ben alargó la mano hasta la mesilla que estaba colocada al lado de su cama. De uno de los cajones sacó un pañuelo blanco de seda, con aquella letra bordada, y con dibujo hecho con tres lágrimas entrelazadas entre sí. Ya no le sorprendía aquello, pues el siguiente recuerdo que tenía tras despertar después de aquella noche horrible era que ya no era un niño normal. A partir de aquel momento había una extraña energía que había concebido de forma inexplicable, y, gracias a la ayuda de Harl – que también había aparecido de forma extraña en su casa – la había desarrollado hasta dominar el uso de la “magia”, si, magia era el regalo que le había dejado aquella luz cegadora que se había llevado a su madre.
Jamás se lo agradecería a nadie, a pesar de que era muy poderoso y su mente iba varios pasos por delante que la del resto del mundo, jamás perdonaría a aquella fuerza extraña o lo que fuera que se hubieran llevado a su madre, y por eso pretendía vengarse, por mucho que ella no lo hubiera querido. Haría lo imposible para traerla de vuelta, para devolverle los años de vida que se había quitado, para encontrarla si es que aquella extraña luz se la hubiera llevado a algún lugar...
Dos lágrimas rojas cayeron lentamente desde los ojos casi transparentes de Ben hasta el pañuelo que llevaba su inicial, situado entre sus manos. No, había prometido no volver a derramar lágrimas de dolor, y menos sobre aquel pañuelo que tanto significado tenía para él. Pero aquella noche había recordado muchas cosas, además de su sueño habitual… nadie podría imaginar jamás el dolor que él había sufrido los años después a la desaparición de su madre, nadie. Se percató de que de nuevo el proceso se repetía, y que esta vez eran las lágrimas rojas las que penetraban en el tejido de seda del pañuelo, fundiéndose con las lágrimas que su madre había derramado años atrás, volviéndose de un color rosado pálido. En ese momento, la sintió, como si estuviera a su lado, sintió su calor, su cariño… ese sentimiento duró apenas cinco segundos, pero bastó para que Ben se levantara y se adentrara en su estudio, decidido a adelantar el viaje hacia lo desconocido, con lo único que le quedaba; esperanza.

4 comentarios:

Danicho dijo...

Guau! Muy bonito! Los detalles, cómo expresas los sentimiento, el dolor que le produce aa una madre tener que perder a su hijo, etc... Creo que podrias detallar un poco mas el escenario, no esata muy claro, pero por lo demas esta genial, sigue así!

Lauris dijo...

¡Hola! Bueno, esto ya lo habia leido (me tienes que pasar el resto ¬¬ ) pero te dire lo mismo, a mi me gusta mucho *.* Y bueno, como ya te lo habia comentado creo que no tengo mucho mas que decir, sólo que sigas escribiendo igual de bien, que yasabes que CDE es una hsitoria que me encanta!!
¡feliz domingo!
¡Besos wapa!
Laura

Cazadora de estrellas dijo...

Jajaja, ahora entiendo para qué sirven los vecinos... xD Jajaja, es bromita. ¡Gracias a los dos por comentar! Dani, me alegro de qeu te gustara, y respecto a lo de detallar un poco más el escenario, en esta parte está hecho así adrede, porque no quise darle importancia al lugar en el que estaban. Pero bueno, me plantearé tu sugerencia ^^. Laurita, gracias por comentar en algo que ya habías leído (en el fondo, sabes que me lo debes, aunque sea sólo por todas las veces en las que he leído el mítico relato del aburrimiento xD), en cuando le coja el Pen-drive a mi padre (no sé por qué la continuación de mi historia está en el pen-drive de mi padre en vez de en el mio ¬¬, ya investigaré).
Pues nada, gracias de nuevo a los dos.

¡Un beso!

*Cazadora de estrellas*

Cazadora de estrellas dijo...

Ups, últimamente me faltan frases en los comentarios xD. Después de que tenga la continuación en mis manos te la pasaré, eso era lo que quería decir ^^.

Ciao!